¿Por qué un domingo así? Que empieza lindo, con salida de fotos familiar, pero ahora ya sin sol y con frío, hipersensibilizada a tal extremo que la discusión que llega desde una de las cabinas telefónicas me pone terriblemente mal y me nubla los ojos. Y el frío nunca me lleva a nada parecido a una enfermedad, que por lo menos me haga quedarme un día en casa, sin trabajo ni corridas contrarreloj. Además el teléfono no suena y la espera de esa llamada me lleva a un estado bastante parecido al que me conduce la discusión en la cabina telefónica.
Hace mucho que venía evitando los domingos como este, que había aprendido a disfrutar del único día sin trabajo; pero aquí estoy, y espero que sea sólo una depresión dominguera, que termine al llegar el lunes.
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1 comentario:
Hola... lamentablemente hay que
bancarse la depresión de los
domingos, (¿será una condición de
los que vivimos en grandes
ciudades?),
Y muy buenas tus palabras sobre
la lluvia en tu presentación.
Saludos.
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