lunes, agosto 15, 2005

Noche Somnia

De pronto los domingos desesperantes quedan atrás, para dar lugar a un domingo hermoso. Pocas veces se conjugan todos lo elementos de esta forma, todo en sincro para crear una noche de antología.
Mejor aún, no sólo una noche, porque empezó antes, con prueba de sonido y nervios sonrientes al ver el escenario armado. Todo estaba ahí, en su estado embrionario.
Después empieza a llegar gente, y me alegra muchísimo la presencia de caras conocidas y queridas.
Entonces el escenario finalmente se ocupa, revive, resuena. Mientras corro sacando fotos de punta a punta del escenario, no puedo parar de cantar, de sonreir, de disfrutar la feliz energía que corre por las venas de los chicos, y de sentir la excelente onda que viene de las mesas (nunca molestó tanto el tener que estar sentado, cuando lo único que queríamos hacer era patear las sillas y mesas y no parar de saltar, acompañando a los cinco de arriba del escenario).
Un rollos, dos rollos, tres rollos, muchas canciones, todo lleva a abrazos fraternales detrás del escenario que lo dicen todo. Brindis, comida muy rica y salida general, después de largo rato, para que todo siga mucho tiempo más, para prolongar al máximo la energía que no quiere irse, y los chicos que todavía no bajan, que siguen con sonrisas pegadas a la cara sin importarles los próximos dos días de reacomodar los equipos en la sala.
Y todo sigue, porque el tres de septiembre se suben de nuevo, porque laburaron sin parar durante más de un año y lo siguen haciendo.
Y es increíble poder compartir con ellos todo esto y retratar todo.